¿En qué consiste el proyecto?

Según el arquitecto Tomás Swett, el proyecto consiste en la construcción de un Centro de Eventos sobre las ruinas de una antigua edificación en el sector El Guanaco, comuna de Huechuraba. El concepto principal de la propuesta es poner en valor el emplazamiento, conservando los muros residuales de la ruina existente. De cierta manera se propone la ruina como un telón de fondo y plataforma, para el uso y programa de los nuevos espacios requeridos por este Centro. El nuevo proyecto se integra a un sistema de patios, jardines y explanadas donde algunos se trasforman en espacios interiores, y otros en zonas de ampliación de la obra.

¿Qué fue lo esencial a la hora de diseñar un proyecto para un centro de eventos, en un lugar con tanto valor histórico y que perteneció a la Familia Carrera?

Lo esencial para abordar este proyecto fue buscar estrategias y decisiones de diseño arquitectónico, que logren poner en valor y enaltecer el carácter e importancia histórica de las ruinas preexistentes de esta antigua casona, que perteneció a la familia de Javiera Carrera. En otras palabras, la propuesta toma como punto de partida el concepto de realzar los vestigios de muros y espacios que fueron testigos y protagonistas de esa época, promoviendo la experiencia de habitar una ruina y transmitir esta experiencia a las personas que estén en un evento.

¿Se mantuvo algo de la construcción que estaba emplazada ahí?

Para Gonzalo de la Parra, se rescató la totalidad de los muros de mampostería en piedra y albañilería de ladrillo original que quedaban en el lugar. Se hizo limpieza y retiro de tierras acumuladas por terremotos y saqueos, lo que reveló la importancia y elegancia de la ruina, como un elemento arquitectónico protagonista de la propuesta. A través de una cuidada recuperación de los pavimentos originales de patios y bodegas, se reforzaron los muros que quedaban en pie de la antigua capilla, y se limpiaron los paramentos verticales de ladrillo y piedra. El trazado de los vestigios y las materialidades nobles originales, permitieron varios espacios circulables entre muros, que terminaron configurando el planteamiento programático de la propuesta, destinados a zonas de cocktail y salón principal.

¿Cómo pueden los asistentes a los eventos notar la mezcla entre historia y vanguardia?

De la Parra explicó que el diálogo y articulación entre una arquitectura vanguardista y los muros de las ruinas preexistentes, fue el eje central en el diseño del Centro de Eventos. De cierta manera, se propone la ruina como un telón de fondo y antesala para el uso y programa de los nuevos espacios requeridos por este Centro. En base a operaciones arquitectónicas, como la reconstrucción de la planta original de la casona a través de dibujos de muros en el piso del salón principal, evidenciamos la escala y magnitud de la edificación original. El nuevo proyecto se integra al sistema de patios, jardines y explanadas resultantes de las ruinas, donde algunos se trasforman en espacios interiores, y otros en zonas de ampliación del nuevo proyecto.

¿Qué elementos destacarían?

A partir de la lógica constructiva de la ruina de muros y explanadas, el proyecto plantea dos “barras” programáticas y cuatro grandes muros de hormigón armado visto, que configuran el espacio central del gran salón. Sobre estos cuatro muros, se posa una gran placa de madera horizontal que funciona como cubierta y delimita los espacios interiores, exteriores y de ampliación. Los asistentes, al circular por el proyecto desde los accesos y zonas de cocktail hasta el interior del salón, estarán en constante relación simultánea con Arquitectura de vanguardia, y con grandes muros patrimoniales que fueron testigos de esta época histórica.

¿Qué dirías del lugar donde está situado el centro de eventos?

Swett explicó que la ruina está emplazada sobre una pequeña colina, la cual queda en una situación de “mirador” sobre el entorno inmediato. Esto posibilita que el nuevo proyecto cuente con una vista privilegiada, y además se convierta en un hito urbano reconocible para el sector. Dada esta oportunidad, se proponen cerramientos acristalados de cinco metros de altura en todo el perímetro del salón, “abriendo” visualmente los espacios interiores hacia la ruina y entornos geográficos.

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